viernes, 16 de mayo de 2014

Jocelyn and Dimitri - PARTE 1



PART  1

En algún lugar en el otro mundo, se escuchó un corazón latir bajo la tierra en un desenfrenado bombeo de dolor y desesperación. Su primera impresión fue que su descanso había sido perturbado por algo más fuerte que la orden que el mismo se había impuesto de despertar en unos años más adelante. No supo si gritar o llorar, solo sabía que debía salir inmediatamente de allí a buscar la causa de su dolor. Un dolor que solo había sentido cuando niño, el día que vio como masacraban a su especie unos fanáticos de la tortura y vampirismo, ese día su mundo callo en penumbras y soledad esperando solo el fin de los tiempos. Estando solo y siendo único hijo, hizo su vida en la pared de los mundos y luego de siglos de vacío, decidió dormir hasta que llegara el tan deseado fin del mundo. El fin de la soledad, la oscuridad, el vivir siempre escondido, sin formar alianzas, amistades ni familia. Su única salvación sería encontrar a su amor eterno, pero siendo ya de tantos siglos de edad, supuso que su dicha nunca sería real, por todas las vidas que se había arrebatado en las épocas de guerras y retribución. Sentía que no merecía la felicidad que una compañera le brindaría, y mucho menos procrear su especie tan escasa hoy día. Solo quedan unos 1000 puros que día a día van perdiéndose en la oscuridad por no encontrar su compañera eterna, formar una familia y así salvarse. Los vampiros puros aún poseen conciencia y alma, con esto son capaces de convivir perfectamente con los humanos, bebiendo sangre donada o de animales pero siempre en la oscuridad de la noche. Podría ser una sociedad perfecta, si tan solo los tabús y sádicos desaparecieran.

Muchos fanáticos de la ciencia ficción suelen hacerse pasar por vampiros u otros demonios solo por la adrenalina que esto conlleva. Viven sus vidas en la oscuridad reuniéndose con otros de su ¨especie¨ para compartir sus fechorías y pesadillas que algunos sádicos llegan a hacer realidad, llevándose así vidas inocentes en el momento.
Algunos que se consideran científicos expertos en lo paranormal y mitológico pasan los años buscando estos especímenes para hacerles exámenes, pruebas y otras macabras degustaciones de su bisturí. Esto, la mayoría de las veces hace que humanos con características físicas similares a estos sean erróneamente categorizados como vampiros, y así examinados en contra de su voluntad, buscando respuestas a sus preguntas. Otros incluso afirman ser vampiros, pero termina siendo otra mentira que los científicos descubren una vez terminada la exploración forense.
Casos similares se conocen en el mundo como Jack el destripador, quien realmente era un vampiro que eligió la oscuridad, llevándose consigo a mujeres jóvenes invitándolas sexualmente con dinero. Una de las mas conocidas también fue Isabel Báthory quien bebía la sangre de sus sirvientas para mantenerse hermosa y joven. Luego un personaje que se perdió con el pasar de los años fue Darya Saltykova, quien torturó y violó a jóvenes criados a su gusto por mucho tiempo, hasta ser acusada y condenada por la reina de Rusia de ese entonces.

Dimitri Vladimir salió con pocas fuerzas de debajo de la tierra intentando orientarse y escuchando las historias que el viento le cantaba, las cosas nuevas y la época en la que estaba traía mucho que aprender. Su cuerpo que una vez fue bien fornido y musculoso se veía pálido y desgastado por el tiempo. Sus cabellos de color azul cielo se cernían sobre su rostro sucio y enmarañado. Sus entrañas le suplicaron que se alimentara antes de emprender su búsqueda y recuperar fuerzas para el encuentro que se sentía a batalla.

Mirando a sus alrededores los colores nuevos y llamativos nublaban su vista. Con un profundo suspiro se dijo a si mismo “Vamos hombre, esto no es nada. Has estado en peores cosas”. Saliendo adoloridamente a través de la enorme reja que encerraba al cementerio en tinieblas. La noche había caído hacia unas horas, y el sol ya no causaría daño alguno.

El silencioso cementerio estaba cubierto de una espesa niebla que hacia de las estatuas un increíble despliegue de obras góticas y melancólicas. La mayoría de ellas cubiertas de moho y plantas marchitas que hacia mucho habían perecido por falta de cuidado. El cielo enorme, negro con pequeñas esferas brillantes iluminaban el escenario.
Para un humano esto se vería tenebroso, pero para Dimitri era su naturaleza expuesta hermosamente con pequeños atisbos de color en las rosas rojas que crecían al borde de las cercas divisorias. Se notaba que el lugar había sido abandonado por los vivos, ya que el lugar en sí traía muchas leyendas e historias que hacía a la gente mantenerse lejos de allí.
Varias personas decían haber visto una mujer de vestido blanco rondando cerca de las rosas, soltando leves suspiros sobre cada una de las que tocaba. Otros juraban por sus madres que había un demonio sangriento que salía por las noches en forma de hombre lobo para alimentarse de los jóvenes que pasaban por la vereda del frente.
Hubo varios casos de asesinatos que no se pudieron cerrar por falta de culpables, cuando las pruebas mostraban todo lo necesario para calificarlos como ¨humanamente imposible¨ dejando así las cosas sin concluir.
El lugar era santuario de descanso de muchos vampiros, tanto puros como impuros. Quizás estos eran los culpables de esas leyendas no tan falsas.

Entrando al mundo de los humanos quedo pasmado por los cambios que los siglos había hecho con este mundo.
Era el año 2000 y hacia de Italia un mundo muy diferente al que recordaba. El olor fuerte a muerte, sexo y drogas revolvía su estomago hasta hacerlo un nudo de suplica.
Juntando fuerzas para encarar su camino, Dimitri se disolvió en brumas flotando por el espacio hasta un pequeño rincón oscuro entre la maleza y unos árboles a unas cuadras del cementerio. Diviso a su presa y analizo su estado, con un sigiloso movimiento más rápido que el viento se encontró frente al hombre quien asustado y confundido tiro al suelo las llaves de su coche y antes de alcanzar a gritar por auxilio, Dimitri lo calmo y usando sus ojos hipnóticos le hizo permanecer en silencio.
-           “Estas en tus sueños esperando despertar, no recordaras nada cuando me vaya y seguirás tu camino como si nada”.
Tomando de lo que por derecho merecía, sintió las fuerzas volver y revitalizarse, su cuerpo pedía mas pero eso era todo lo que podía tomar ahora ya que no quería matar a su presa.
Con un aire de pesar y utilizando todos los siglos de disciplina aprendidos, soltó a su presa dejándole sentado en el suelo y desvaneciéndose en el aire hasta llegar a un edificio cerca de allí.

Sus cabellos volvieron a la vida y cobraron el color de la noche y sus ojos color plata tenían el cielo estrellado como fondo, con un aire de depredador y ansia de más gruñó con tono de amenaza para cualquier vampiro que se encontrará cerca.
Tratando de contener los impulsos volvió a sentir ese dolor y angustia que lo había despertado. Dimitri no sabía para donde ir ni que era, entonces se dispuso a escuchar a la noche y calmar el remolino de emociones en su cabeza.

Mientras tanto una joven de esbelta figura pero de estatura baja se encontraba caminando de vuelta a su casa. La noche ya casi terminaba y ella recién salía de su trabajo en el orfanato. Ser voluntaria allí era lo que mas le gustaba, pasar el día contando cuentos y escuchando las fechorías de los niños y de paso tratar de darles un poco del amor que se merecen y que nunca recibieron por parte de sus padres era un suspiro de amor que le hacía feliz. Se consideraba una figura materna por así decir.
El turno había terminado mas tarde de lo normal ya que una de las novatas no había asistido a reemplazarla.

El cielo estrellado traía consigo una leve brisa que levantaba sus rojos cabellos y de vez en cuando cubría su rostro con caricias que le daban piel de gallina. Sonrío a lo último devolviendo sus mechones al conjunto en su espalda cuando de repente un hombre en un auto muy llamativo paró a su lado de forma intimidante. Un choche deportivo de un hermoso color plateado llamaría la atención de cualquier mujer, pero ella sabía que se aproximaban problemas en el volante de este.
El hombre trajeado del plateado bajó la ventanilla sonriendo triunfante tratando de causar una buena impresión. Con una sonrisa seductora la miró y dijo:
- ¨Buenas noches hermosa, te fuiste sin despedirte  se aclaró la garganta y agregó  ¨Pensaba llevarte a cenar conmigo ya que ambos terminamos a la misma hora esta noche, que se te apetece?¨ Sonrío, adelantando su triunfo en vano.
Jocelyn Báthory sonrió y dijo
-           “Gracias Christopher pero creo que mejor voy a casa a descansar, ha sido un día largo para mi. Gracias de todas formas”

Christopher Rais, un amigo y colega de hacia años había encontrado una cara familiar en las oscuras calles esa noche. Sin querer admitir que la había estado siguiendo desde que salió del orfanato. Era costumbre suya hostigarla tratando de sacarla a cenar o bailar, no importaba, solo quería pasar mas de 5 minutos con ella. Ya que ella siempre se encontraba en apuro cuando cruzaban caminos.

- “Vamos Jocy, es muy peligroso estar sola por las calles a estas horas. Daremos un vuelta y te prometo que te traeré de vuelta en menos de una hora.”
Ella se acercó a la ventanilla del coche para escuchar mejor las palabras que el viento se llevaba, dejando entre ver inocentemente un escote apetitoso para cualquier hombre, pero oliendo el alcohol y drogas en el aliento del hombre  se alejó diciendo;
-“No insistas Chris, sabes que prefiero mantener lo personal fuera del trabajo. Como colega no me parece correcto andar a la media noche contigo, lo siento.” le esbozó una sonrisa y siguió su camino.
El hombre bajó del auto poniéndose frente a ella con una rapidez que a ella le sorprendió debido a su estado de alcoholismo y tranquilidad previa. Ella se le quedó mirando y le pregunto:
-“Que sucede Chris? Me asustas” se retiró unos pasos lejos de él. El olor a cerveza que emanaba era demasiado fuerte para su gusto, sin mencionar que le dio un buen susto.
Él se acerco mas con una sonrisa chueca en los labios.
-“Que estás haciendo Christopher, te he dicho que estoy bien y no necesito tu ayuda”. Aun sin entender sus intenciones quiso salir de su camino pero este le agarró de la muñeca tan fuerte que casi le hizo soltar su bolso del dolor.

-“Christopher no bromees, suéltame ahora mismo, te meterás en un lio que ni sabes!” gritó sintiendo un poco de miedo al sentir su fuerza física enrollándose en su mano.

-“Vamos mujer, te he tenido mucha paciencia. He tratado de ser el hombre ideal pero parece que nada es suficiente para ti. Mandas demasiadas señales mezcladas, te gusta hacerte la difícil ha?
¨Anda súbete al coche, no me hagas repetirlo!” gritó y fue hacia el coche tirando de ella bruscamente como un vikingo de la era de piedra. Solo le faltaba el mazo y estaría completo el escenario.

Jocelyn habiendo practicado mecanismos de defensa desde joven, buscando en su memoria, giró su muñeca de una forma rápida pero práctica y logró zafarse de éste, pero él fue mas violento y sin pensarlo dos veces la golpeó directamente en la mejilla con los puños cerrados dejándola inconsciente en sus brazos. Buscando testigos a su alrededor, la alzó y la introdujo en su coche partiendo lo más rápido que pudo evitando ojos curiosos.

Dimitri ya satisfecho después de la 5ta presa, seguía sintiendo que algo no estaba bien. El aire le susurraba las grotescas cosas que los humanos hacían en las calles oscuras, los sonidos de dolor y angustia de las personas en aprietos que luchaban por sus vidas. Tuvo que canalizar sus sentidos a ese pequeño sentimiento extraño que era más fuerte que los demás. La necesidad de calmar el dolor de esta persona era más fuerte que nada de lo que había sentido antes.
Se lanzo al aire cambiando de forma en el momento y las plumas iridiscentes brillaron con la luna. Voló hasta lo más alto de uno de los edificios tratando de guiarse por los olores y sonidos que esta persona emitía. Era algo que había olvidado hacia mucho tiempo, el sentimiento de preocupación por otra persona u objeto.

Jocelyn despertó de a poco, confundida y sin sentido de orientación sintiendo golpes ligeros en su rostro y piernas. Había un rico olor a hierbas y flores silvestres poco comunes en el barrio donde vivía. No le tomó mucho tiempo darse cuenta de que Christopher la cargaba en sus brazos y de que no estaba en su casa. Era conocida la fragancia de su colonia barata mezclada con cerveza y cigarrillos. Pasaba entre árboles y plantas con espinas dejando heridas a su paso.
Trató de moverse pero se sentía muy adolorida por algún motivo y sus fuerzas no eran las de siempre,  supuso que le debió de haber administrado alguna droga mientras estuvo inconsciente ya que el puñetazo recibido no podía hacerla sentir tan débil.

Llegaron hasta el corazón del lugar y se detuvo de golpe. Inspeccionó todo el área como pudo y colocó a Jocy en el suelo  donde estaba. Era casi imposible ver de la oscuridad. El pequeño bosque estaba lleno de insectos, árboles y plantas espinosas por todas partes.  Era un pedazo de tierra que había sido conservado por los fanáticos de la naturaleza y que pronto sería convertido en un parque de niños. Para mala suerte de ella, la tierra no había sido arada ni limpiada, así que entre tanta maleza y árboles nadie jamás la encontraría.

Christopher la tiró al suelo y se lanzó sobre ella donde un montículo de rocas que magullaron su espalda sin piedad. Intentó incorporarse pero el hombre fornido sobre ella la sostuvo con sus fuertes brazos mientras se acomodaba sobre ella. Puso sus piernas alrededor de su cintura diminuta y sosteniéndole los brazos sobre su cabeza con una mano, usando la otra para desprender sus pantalones y lanzarlos entre las malezas. La blusa blanca de Jocelyn con botones al frente se hizo jirones cuando éste tiro de ella lanzándolo aun más lejos.

-“He esperado tanto por esto Jocy, espero que lo disfrutes como yo lo hare” rio y siguió con su cometido.

-“Por favor Christopher no lo hagas, recuerda todo lo que pasamos, sabes que eres un buen amigo para mi. No lo hagas por dios!” gritó intentando contener un sollozo y forcejeando con las pocas fuerzas que le quedaban.

-“Ya pasaron 4 años desde que te declare mi amor y mis intenciones y no recibí nada! Hasta ahora me contuve como pude pero ya fue suficiente” gritó apretándola más contra el suelo.

Jocelyn yacía allí indefensa y en ropas menores tan apetitosa como la luna podría dejarla. Sus muslos y pechos brillaban con una fina capa de sudor y las lágrimas en su rostro parecían pequeñas perlas plateadas cayendo melancólicamente sobre sus mejillas. Y sus labios, oh! que labios, una terrible tentación que conducía directo a la locura.
El se quedó boquiabierto por tanta belleza y tentación. No podía creer la suerte que tenía y lo mucho que valió la espera.
Mirándole con ojos lujuriosos se abalanzó sobre ella besándole los labios en un intento en vano de que ella le correspondiera. Sus manos vagaron violentamente por todo su cuerpo tratando de abarcarlo todo mientras se desprendía los pantalones como podía y se acercaba más a su centro.

Los animales gemían y se escuchaba a lo lejos a los lobos aullar, sabiendo en el fondo lo que sucedía tan cerca de ellos y sin poder ayudarla. Una reserva de animales salvajes estaba cerca de allí, rezando que alguien escuchara sus gritos y viniera a rescatarla siguió pidiendo ayuda a la luna.

Era tan violento, nada de romance ni ternura, solo la excitación de terminar con su tortura. La golpeó varias veces en el rostro cuando ella trataba de moverse, magullándola tanto que le dolía llorar. Ya no podía seguir luchando del cansancio, se estaba quedando inconsciente hasta que él empezó a desgarrarle la lencería fina que llevaba, sosteniéndola con una mano bajo su cuerpo mas grande, ella gemía y gritaba por ayuda en un intento en vano de conseguir zafarse de él.
Trató con todas sus fuerzas, pero él había ganado la batalla. Su mente se puso en blanco y por unos segundos juró que se había desmayado, pero para su horror todo seguía muy vívido frente a sus ojos.
En el momento en que se introdujo en ella, unas gotas de color rojo carmesí cayeron sobre la tierra llevándose su inocencia con ella. Llorando y gimiendo de dolor solo podía esperar que todo terminara y que la dejara con vida.

En el cielo, el viento empezaba a rugir mas fuerte, una fuerte tormenta se aproximaba y ellos dos estarían en el centro de ella. Cansada y desorientada escuchó un fuerte trueno que trajo consigo una criatura emplumada.

El cuervo encontró lo que buscaba entre arboles y un auto estacionado, olió en el viento el aroma de algo diferente y que le llamaba, algo que nunca había conocido antes. Otra vez, algo nuevo que no podía comprender, entonces bajó en picada hasta el lugar divisando y analizando lo que sucedía.
Se materializo detrás del hombre sin haber visto bien a la pequeña criatura entre sus piernas. Analizando la situación, concluyó que el hombre encima estaba haciendo su voluntad en contra de la otra.

- ¨Entonces, es así como tu madre te enseñó a tratar a las personas?¨ Gruñó por lo bajo con un leve tono de amenaza. ¨No creo que sea buena idea lo que estas haciendo.¨ Dijo mientras se acercó y tomó al hombre del traje costoso.

-“Que desperdicio di umanità.. Debería devolverte al infierno de donde saliste”. Gritó mientras lo lanzaba sin esfuerzo a unos metros de donde estaba parado.

Christopher no supo lo que lo golpeó, pero la adrenalina logró incorporarle en segundos. Salió corriendo de entre las plantas con tratando de entender que había pasado. Miró a su contrincante parado frente a su victima y sin pensarlo dos veces, desenfundo de su chaqueta una navaja bien afilada destinada al agresor.

-“Quien coño eres tú! Te doy 5 segundos para que desaparezcas de mi camino!” Gritó tratando de sonar intimidante, empuñando la navaja en dirección a Dimitri. ¨Tengo gente que se encargará de ti y ti familia si no corres!¨ agregó.

Solo fueron unos segundos y Chris se encontró frente a frente con su enemigo. Una mirada profundamente oscura, con brillantes gemas doradas estaba dejando una horrible imagen en su mente. Dimitri tomó la mano del agresor sin ningún problema antes de que éste se moviera con una rapidez superhumana haciéndolo añicos en un abrir y cerrar de ojos. Chris se puso azul del dolor, sintiendo como los huesos de su mano se convertían en cenizas junto con el arma.

-“Tu deberías de aprender de los mayores  a no jugar con cosas filosas”. Sostuvo Dimitri y volvió a lanzarlo lejos de su posición.

Jocelyn Báthory a sus 20 años de edad nunca había visto criatura tan hermosa, o eso le hacia ver los sofocos de bruma y cansancio del momento. Un hermoso hombre como un guerrero antiguo salvándola de un destino fatal. No podía creer lo que veía, con los ojos nublados y los sentidos un poco atontados por lo ocurrido se sentó a medias, tambaleándose y juntando fuerzas fue arrastrándose por la tierra como un animal herido buscando una salida del bosque maldito al que había sido traída en contra de su voluntad.
La noche se tornó muy silenciosa, incluso los animales cerca habían dejado de emitir sonidos. Solo ella entre las ramas y plantas ponían melodía al escenario.

Dimitri no alcanzo a mirarla bien de cerca, debía asegurarse de que el humano no molestaría mas y de que no habría testigos después.
Fue directo a Christopher mientras este estaba inconsciente y sin pensarlos dos veces, ni tratando de ocultarlo de la mujer, se dispuso a alimentarse hincando sus colmillos afilados en su yugular y bebiendo del flujo de vida que mantenía a esta bestia deseando mas.

En ese momento, ese solo gesto hizo titubear a Jocelyn. Lo bonito que ella creyó ver  se desvaneció en un segundo, haciéndola temblar de angustia y horror.
Juntando todas su fuerzas se puso de pie y se hecho a correr como pudo tambaleándose aun con los efectos de la droga y los golpes que la torturaban a cada paso.
Tenía un deseo enorme de gritar pero su voz la había abandonado del susto. Buscando aire y calma, tomó lo que quedó de sus ropas tratando cubrirse como podía. Llegó hasta la entrada del bosque y justo cuando pensó que podría salvarse, de pronto sintió un brazo fuertemente sosteniéndole la muñeca. Ella tragó el último aliento de la noche y sin girarse trató con todas sus fuerzas de no desmayarse, pero otra vez, su cuerpo la había abandonado
-“Creo que debemos hablar signorina”. Dijo Dimitri mientras ella se desmayaba en sus brazos del susto sin fuerzas para luchar.